Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Juan 1:38, 39.

Si hay un drama en el cristianismo actual, y por lo que no se torna convincente, creíble, para la sociedad que nos rodea, es que suele ser un cristianismo sin Cristo. Es una extrañísima contradicción. Pero mucha gente es capaz de profesar ser cristiana simplemente porque fue bautizada en la infancia, cuando no tenía ningún tipo de conciencia ni poder de decisión sobre lo que le estaban haciendo; o porque se crio en el seno de una familia religiosa, y así lo educaron. De allí en adelante, todo fue cuestión de inercia social. Pero no hay ningún tipo de acercamiento real a Cristo, a su Palabra, a los evangelios, a la oración.

No sabemos cuánto tiempo los discípulos mencionados en nuestro texto bíblico de hoy estuvieron con Jesús. Seguramente fueron unas pocas horas, pero suficientes para recibir el impacto, en su corazón y en su conciencia, del sublime carácter de Jesús, de su amor y su insondable sabiduría, que excedía a todo cuanto hubieran experimentado antes.

Unas pocas horas con Jesús, y Andrés reconoce que todo lo que su alma había anhelado con respecto a Dios, el bien y la bondad, se encontraba encarnado en Jesús. No quería desprenderse de él, y lo primero que hizo fue contagiar a otros con la alegría de su descubrimiento.

Esto es lo primero que significa ser cristianos: personas que tuvieron un encuentro con Jesús, que desean no apenas una referencia lejana a su persona, sino morar con él, estar con él, escuchar su voz, y recibir la influencia elevadora y maravillosa de su vida santa.

¿Has tenido un encuentro con Jesús? ¿Has probado lo maravilloso que es conocerlo y ser enseñado por él a vivir en plenitud? ¿No te conformas con simplemente tener una noción vaga de quién es Jesús, sino que deseas cada día vivir cerca de él? Entonces, eres un cristiano, y estás embarcado en la aventura espiritual más maravillosa que este mundo pueda ofrecerte. No la abandones nunca.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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